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Opiniones

A Rajatabla: Partido de clase media

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El Partido de la Liberación Dominicana se engendró en el vientre de la clase media y nació entre Gascue, Ciudad Nueva y la UASD hijo de Juan Bosch, pero apadrinado por un grupo de dirigentes y académicos que desarrollaron vida y familia entre muros coloniales y ciudadela de la Guerra Patria.

La mayoría de los miembros de la Comisión Permanente, el órgano de dirección del PRD, eran profesores universitarios o dirigentes provenientes de familias de clase media, aunque también estaban “viejos robles” de historia antitrujillista, que en términos económicos y sociales pertenecían a sectores oligárquicos.
El PLD no nació en un pesebre, aunque su creador lo creyó el mesías que liberaría al pueblo dominicano de la explotación del hombre por el hombre y le señalaría, cual Moisés, el camino hacia la Tierra Prometida. Literalmente, puede decirse que ese niño nació en Roma y no en Tierra Santa.

En los primeros años del PLD, su dirección estuvo integrada en su mayoría por dirigentes provenientes de la alta y mediana pequeña burguesía, o lo que en ese entonces podría llamarse clase media.

La mayoría de los comités intermedios estaba compuesto por jóvenes procedentes de las capas pobres y muy pobres de la pequeña burguesía, con alguna representación de la clase obrera, especialmente de la construcción, los puertos, sector azucarero y de sindicatos que operaban en algunas fábricas.

A esa asimetría entre dirigencia alta e intermedia se atribuye el denodado esfuerzo de Bosch por profundizar el programa de formación política e ideológica sustentado en el método de “Unificación de Criterio”, a través del cual los miembros del partido analizaban, discutían y arriban a acuerdos de manera consciente sobre cualquier tema basado en el “Centralismo Democrático”, que garantizaría mutuo respeto entre minoría y mayoría.

Una vez expresé a don Juan mi preocupación porque en mi “organismo”, no había forma de ponernos de acuerdo y las contradicciones eran mayores. Al preguntarme cuál era la composición social de los miembros de ese comité, le respondí que había una profesora de liceo, el dueño de una mediana fábrica de zapatos, un dentista, un dirigente obrero y yo, un estudiante.

Bosch respondió a mi preocupación con una serie de artículos en Vanguardia del Pueblo sobre los “Métodos de Trabajo”, un código de ética, ley y disciplina que debía garantizar la unidad de un partido en el que interactuaba gente de los diferentes niveles de la Pequeña Burguesía.

El PLD fue durante mucho tiempo un partido apegado a los principios enarbolados por Bosch, porque su dirección era mayoritariamente de clase media, es decir de dirigentes con buena formación política, que no tenían problemas mayores con sus estómagos y porque se respetaban los Métodos de Trabajo.

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