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Despidiendo un año desastroso

Publicado

en

Por Manuel Vólquez.-

El año 2017 será recordado en el país nuestro como el más tortuoso, adornado de mucha violencia, corrupción, sobornos, impunidad, femenicidios, robos, infidelidades, asesinatos, cientos de muertes por accidentes, numerosas denuncias de mujeres por acoso y violaciones sexuales, violaciones y muertes a menores de edad, arrestos de oficiales militares, policiales y civiles por trasiegos de drogas, pleitos protagonizados por nuestra clase política a lo interno de los partidos, huelgas de médicos, enfermeras y trabajadores por demandas salariales, las tediosas actividades proselitistas a destiempo de cara a las elecciones del 2020, y otros fenómenos repugnantes.

Como estamos hastiados de esos males sociales, lo más prudente es desintoxicarnos de esas calamidades y recibir el 2018 con un mensaje de amor.

Por eso, despido el 2017 con la obra “El cantar de los cantares”, el más hermoso de los poemas del sabio Salomón, hijo de David, interpretado por un hombre y una mujer que se profesan un sentimiento lleno de erotismo que hace temblar de alegría el alma humana.

“El cantar de los cantares”, dice así:

Ella: ¡Dame un beso de tus labios!
Son más dulces que el vino tus caricias,
deliciosos al olfato tus perfumes,
tu nombre es perfume derramado.
¡Por eso te aman las mujeres!
¡Llévame pronto contigo!
¡Llévame, oh rey, a tus habitaciones!
Contigo estaremos muy alegres;
evocaremos tus caricias más que el vino.
¡Con razón te aman las mujeres!
Mujeres de Jerusalén,
soy morena, pero hermosa;
morena como los campamentos de Quedar,
hermosa como las cortinas de Salomón.
No se fijen en que soy morena,
ni en que el sol me ha quemado la piel.
Mis hermanos se enojaron conmigo
y me pusieron a cuidar las viñas,
¡y mi propia viña descuidé!

Dime, amor de mi vida,
¿dónde apacientas tus rebaños?,
¿dónde los llevas a descansar al mediodía?
¿Por qué he de andar como una vagabunda,
junto a los rebaños de tus compañeros?
Si no lo sabes tú,
hermosa entre las hermosas,
sigue las pisadas del rebaño
y apacienta tus cabritos
junto a las chozas de los pastores.

Él: Tú eres para mí, amor mío,
cual fina yegua del carro del faraón.
¡Qué lindas son tus mejillas
entre los pendientes!
¡Qué lindo es tu cuello
entre los collares de perlas!
¡Te haremos pendientes de oro
con incrustaciones de plata!

Ella: Mientras el rey se sienta a la mesa,
mi nardo esparce su fragancia.
Mi amado es para mí como el saquito de mirra
que está siempre entre mis pechos.
Mi amado es para mí como flor de alheña
en los viñedos de En-gadi.

Él: ¡Qué hermosa eres, amor mío,
qué hermosa eres!
¡Tus ojos son dos palomas!

Ella: ¡Qué hermoso eres, amor mío,
qué hermoso eres!

Él: ¡La verde hierba es nuestro lecho!
Los cedros son las vigas de la casa,
y los cipreses, el techo que nos cubre.

¡FELIZ AÑO NUEVO!…

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