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Chispas!

¡SOY ASÍ PORQUE APRENDÍ CON PEYNADO!

Publicado

en

humberto-salazarPOR HUMBERTO SALAZAR.-

El pasado 8 de agosto se cumplió el décimo aniversario de la muerte de Jacinto Peynado, sin quizás, el dirigente político mas autentico que ha existido en la República Dominicana en la historia de la democracia contemporánea.
Una de las múltiples ramas del hinduismo sostiene que los seres humanos nos convertimos en eternos por el recuerdo de los que nos conocieron mientras estuvimos en el mundo de los vivos, y resucitamos volviendo a la vida cada vez que alguien nos menciona.
A Jacinto Peynado lo conocí el día 13 de mayo de 1986, en su oficina en el tercer piso de la Delta Comercial, imposible olvidar la fecha del mitin del aguacero que marcó la victoria del Partido Reformista y Balaguer en las elecciones del 16 de mayo de ese año.
Junto a Ramón Tallaj, había sido designado como encargado de los servicios médicos de la manifestación que se realizó en la esquina que forman las calles John Kennedy y Maximo Gomez, donde todavía no existían los pasos a desnivel y sobresalía la estatua ecuestre del General banilejo del ejercito libertador de Cuba.
Se discutía la posibilidad de suspensión del mitin y recuerdo a aquel hombre decidido, dando ordenes a todo el mundo, y convencido de que no importaba si la ciudad se inundaba completa, era necesario llevar a los reformistas de todo el país a donde, el suponía estaba el llave del triunfo en las elecciones.
Ya había sido atacado a tiros en Boca Chica, donde tuvo que salir por el agua, parte de su grupo había sido apresado por la Policía, porque se soltó un globo de propaganda de la esposa de Jorge Blanco, candidata a senadora de la Capital y otras bellaquerías de las que realizaba el gobierno perredeista de la época.
Peynado, hijo de uno de los amigos cercanos de Balaguer, Don Enrique Peynado, era el candidato a Senador y quien escribe hacia unos meses estaba integrado a la campaña electoral de la mano de Caonabo Javier y los socialcristianos, grupo al que también pertenecía Don Jacinto.
Desde ese dia me sentí parte del equipo de quien sería Senador de la capital, porque compartía con el la independencia de criterio y la autenticidad, que muy pocos personajes de los que actúan en la política dominicana poseen.
La pose, la mentira, la hipocresía, el aparentar lo que no se piensa, es la norma en los que ejercen la política como profesión; Peynado en cambio, era leal con sus amigos, frontal, decía su verdad a quien quisiera escucharlo y abría las puertas de su hogar y lugar de trabajo al mas humilde de los compatriotas del partido para escuchar sus quejas o cubrir sus necesidades.
Con ese metodo, diferente y abierto, construyo una estructura política imbatible, donde no existía nada; le ganó los callejones y los barrios al PRD con acciones sociales que realizaba sin esperar a cambio el voto de nadie, y sin preguntar el partido a que pertenecían sus receptores.
Tuve el privilegio de acompañarlo en casi todas sus campañas electorales, siempre usándolo como ejemplo para compartir mi vida en el sector profesional privado con la actividad política, porque aprendí muy temprano que la única forma de tener independencia de criterio es que tu vida no dependa de un cargo en el gobierno.
A pesar de mi temperamento muchas veces explosivo, arisco y confrontador, muy parecido al de Peynado, solo tuvimos una discusión en los largos años que nos conocimos, la que provocó mi alejamiento del grupo donde ejercí la política durante largo tiempo y escalé todas las posiciones posibles, desde médico de operativos en los barrios, hasta ser jefe de varias de sus campañas electorales.
Cuando ganamos elecciones, estuve con el y nunca pedí un cargo del gobierno, ni acepté favores personales, cuando perdimos en 1996, su circulo intimo sabe que baje con el la madrugada del 17 de mayo en el ascensor que lo llevó a la primera planta de la Delta Comercial y me despedí planteándole la próxima campaña.
Como protesta por la promesa incumplida por Balaguer, que ni siquiera lo votó y el abandono de los que agarraban los micrófonos en el Frente Patriótico, me negué a asistir a ese acto, teniendo que ser llamado posteriormente para tratar de integrar a los miembros del equipo de Peynado que se negaban a participar en la campaña para la segunda vuelta electoral de 1996.
La ruptura politica entre nosotros se originó en mi apoyo a Leonel, sin embargo las relaciones personales se reconstruyeron y murió asumiendo a quien era el candidato progresista en las elecciones del 2004.
Recuerdo como ahora, cuando en una reunión en el Hotel Santo Domingo, la casualidad lo llevó a mostrarme los resultados de sus estudios donde le diagnosticaron el cáncer que lo llevó prematuramente a la tumba, cuando me pidió mi opinión le dije lo mismo que le había recomendado su medico; váyase a Estados Unidos lo mas rápido posible
El pasado sábado que se cumplieron 10 años de su partida, recordé muchos de los episodios que nos unieron y otros que nos separaron porque al final soy el producto de la escuela política de ese hombre con boca de diablo y corazón de Dios.
Así que cuando alguien se pregunte porque en la actividad política soy tan independiente y a veces hasta me podrían calificar como suicida, pues recuerden como era Don Jacinto, porque la sinceridad en decir siempre lo que pienso la aprendí de el que despreciaba a los hipócritas de doble cara y doble moral.
Sean estas lineas para recordarlo y reconocerlo hoy que ni los que dicen representar a su partido son capaces de homenajearlo como se merece.

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