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Opiniones

A RAJATABLA

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POR ORION MEJIA.-ORION

Como no hay peor ciego que quien no quiere ver, muchos invidentes de la política y la economía insisten hacer creer que la pradera social dominicana está tan seca en termino de adecuadas políticas públicas que puede incendiarse en cualquier momento como el fuego social que quema a Egipto o el conato de incendio que calienta a Brasil.

La semana pasada expuse que carecen de razón y entendimiento los sectores políticos, económicos y mediáticos que han advertido al presidente Danilo Medina reflejarse en los espejos de esas naciones de África y Latinoamérica, porque los orígenes de sus respectivas crisis no tienen prevalencia en el ambiente local.

Algunos desaforados me acusaron de pretender ocultar con eufemismo una generalizada situación de descontento de la población con el Gobierno, sin poder esa gente entender que la tontería que alegan solo refleja un deseo que es incompatible con la realidad objetiva, pues el presidente Medina figura, junto a Rafael Correa, como el estadista de mayor admiración continental.

No quiero decir ni por asomo que la situación económica de Republica Dominicana es excelente o muy buena; lo que digo es que el programa social, económico y monetario que aplica la presente administración representa el remedio adecuado para el tipo de mal que padece la nación, en especial los sectores de menor ingreso.

La otra vez dije que las manifestaciones que convulsionaron a Brasil tienen su hilo conductor en el descontento causado por los gastos que incurre el gobierno de Dilma Rousseff para sufragar el montaje de los Juegos Panamericanos, Copa de Confederaciones, Mundial de Fútbol y Juegos Olímpicos, que obligan a desatender vitales áreas sociales.

También expuse que la crisis política que desembocó en el derrocamiento del presidente de Egipto Mohamed Mursi, tiene su origen en una pugna por el poder entre un sector político y social de sombrilla islámica y otro pro occidental, aunque se alegue que el golpe de Estado fue por carestía de la vida y crisis de combustible.

Las centrales sindicales brasileñas, incluida las apadrinadas por el oficial Partido de los Trabajadores (PT), han convocado a una huelga general en Brasil bajo el reclamo de que la riqueza de la nación se distribuya también entre los trabajadores, una consigna que surge del desvío de recursos que ha hecho el Gobierno de Dilma hacia los juegos de Rio de Janeiro.

Danilo no tiene por qué reflejarse en los espejos de Brasil y Egipto, porque no ha privilegiado grandes recursos hacia obras de relumbrón, porque aquí no ha surgido ningún conflicto de origen religioso y porque el Gobierno aplica un programa basado en justa distribución del ingreso, control fiscal y promoción de empleo, garantía jurídica a la inversión y todo en el marco de un régimen garante de los derechos y las libertades.

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