Cennect with us

Opiniones

Las redes sociales profundizan el trauma del Jet Set 

Publicado

en

POR J. LUIS ROJAS
([email protected])

Sin importar los ámbitos, detrás del trauma siempre subyacen el dolor, el duelo, la aceptación, la negación, la resignación, así como otras emociones y sentimientos generalmente negativos. En pocas palabras, el trauma, además, forma parte de la cotidianidad de la vida humana. La raíz etimológica del duelo significa “herida”, la cual proviene del griego. El trauma es el resultado o consecuencia de un evento, hecho o situación, en el que el ser humano ha tenido pérdida emocional y/o material.

Profesionales de la psicología, que han profundizado con respecto a las causas y efectos del trauma, suelen calificarlo como la consecuencia derivada de un evento, que genera desórdenes psíquicos o físicos que afectan de manera parcial o total el nivel de calidad de vida y el estado emocional de las personas involucradas en hechos, eventos, situaciones o acontecimientos relacionados con algunos de los tipos de duelo. Por ejemplo, la tragedia ocurrida la madrugada del martes 8 de abril en el dentro del Jet Set, la que por su naturaleza y magnitud se convirtió en trauma colectivo, sumergiendo la sociedad dominicana en duelo nacional.

Los efectos negativos que provoca el duelo en la salud mental y en las emociones humanas, tienen relación con la buena o mala intensión con la que determinados opinadores públicos, influencers y líderes de opinión gestionan las informaciones derivadas de los eventos, hechos o acontecimientos alrededor del duelo. Es inhumano, cruel, perverso y antiético emplear el poder de las redes sociales y de los medios tradicionales de comunicación, como plataformas para elaborar y difundir informaciones malsanas, con respecto a una tragedia como la que ocurrió en la discoteca Jet Set.

En algún momento de la humanidad existieron comunicadores sociales, periodistas, influencers, opinadores públicos y líderes de opinión, que empleaban sus respectivos canales como plataformas mediáticas para educar, orientar, informar y entretener adecuadamente a sus audiencias cautivas y potenciales, dejando al margen los intereses individuales y grupales, su misión principal tenía como referente el bienestar colectivo. En el ámbito comunicacional actual, existen muchos comunicadores sociales, periodistas, opinadores públicos e influencers, cuyo afán consiste en construir y difundir historias disfrazadas de verdades y objetividad, buscando con ellas favorecer intereses de grupos políticos y empresariales. Los más de 200 muertos en la tragedia ocurrida en el Jet Set, es un ejemplo fehaciente del aciago, mediocre y parcializado rol que juegan los medios de comunicación y de quienes los manejan en RD.     

Sin duda, en la sociedad contemporánea los nuevos sujetos que controlan y gestionan plataformas digitales y medios tradicionales de comunicación, lo hacen para obtener objetivos vinculados a propósitos individuales y de grupos corporativos específicos. Con o sin tragedias generadoras de trauma, lo lógico y racional sería que cualquier emisor de las diferentes modalidades y plataformas comunicaciones, use su talento para mitigar los efectos que produce un trauma en la salud mental. Según la psicóloga integrativa Nuri Humet, el trauma emocional es una «herida psicológica» que puede ser provocada por situaciones diversas, generalmente extraordinarias, inquietantes, abrumadoras y perturbadoras, que van más allá de las experiencias usuales.

Nuri Humet, tomando como marco de referencia lo planteado  en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), ha señalado que: “estas situaciones altamente estresantes englobarían desde grandes desastres naturales, guerras, accidentes, abusos…, “graves amenazas a la vida o a la integridad física, amenazas verdaderas o daños a los hijos, cónyuge, familiares, amigos; destrucción súbita del hogar, de la comunidad; presenciar la muerte o heridas graves de otra persona como resultado de un accidente o de un acto de violencia física”. Quienes padecen cualquier tipo de trauma, lo que menos desean es tener contacto con redes sociales que publican contenidos que abren y prolongan más las heridas emocionales y físicas durante y después de un evento trágico.

En los últimos años, el poder influenciador de las redes sociales ha registrado un crecimiento enorme, transformándose en una parte integral de la vida cotidiana de millones de individuos alrededor del mundo. Detrás de la realidad digital hay beneficios y fracasos. Por ejemplo: conectividad global, acceso a la información, participación ciudadana, adicción y pérdida de productividad, desinformación y noticias falsas, ciberacoso y violencia digital, comparación social y baja autoestima, privacidad y seguridad de datos, impacto en la salud mental, etcétera. Con respecto al trauma colectivo derivado de la tragedia ocurrida en el Jet Set, el desempeño de los que producen y difunden noticias en las distintas redes sociales, no tuvo otro propósito que no fuera el de agrandar y masificar el trauma humano.

En el marco de la tragedia del Jet Set, los actores principales de las redes sociales, más que los que producen y difunden contenidos para los medios tradicionales, durante y después del trágico y evitable evento que ha enlutado a la sociedad dominicana, han jugado un lastimoso, inhumano y pobre rol informativo. Su actuación como informadores públicos ha consistido en elaborar y difundir historias sensacionalistas, perturbadoras y dañinas para la salud mental de los familiares que perdieron uno o varios de sus seres queridos, así como perjudicar la imagen de personas que perdieron la vida cuando se produjo el colapso del techo del club nocturno Jet Set.

La forma desconsiderada, cruel e irracional con que algunos cazadores y gánsteres de views y

Likes, publican a diestra y siniestra imágenes de los cuerpos desfigurados de ciudadanos que murieron aplastados por los objetos que se desprendían de la estructura del Jet Set, solo han servido para prolongar el trauma que envuelve a los familiares, amigos y relacionados de los que murieron la madrugada del jueves 8 de abril, en la destartalada discoteca Jet Set, propiedad del señor Antonio Espaillat, quien aparentemente decide, actúa, habla y se relaciona como si fuese la figura principal de un movimiento empresarial.

Los desalmados que emplean de manera deliberada el poder influenciador que caracterizan las redes sociales, para publicar informaciones e imágenes provenientes de un evento como el que tuvo lugar dentro del Jet Set, se olvidan  que en República Dominicana existe la Ley núm. 192-19, sobre uso de imagen e intimidad de personas fallecidas, la cual fue elaborada y promulgada por el entonces presidente de la República, licenciado Danilo Medina, con el fin de proteger el derecho a la intimidad y a la propia imagen de las personas fallecidas.

En su artículo 7, la referida ley dispone que los familiares de un fallecido tienen derecho a demandar la protección de la intimidad y la imagen de esa persona cuando por intromisión ilegítima sean divulgados datos o fotografías sin autorización que vulnere el honor del finado. Además, el artículo 14 de la ley en cuestión establece que la intromisión ilegítima es la divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona fallecida o su familia, que afecten su reputación, buen nombre o su intimidad, así como la relación o publicación en medios no autorizados, del contenido de escritos personales de carácter íntimo.

En este ámbito, es como dijo el filósofo y periodista italiano Umberto Eco: “Las redes sociales dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban solo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Entonces eran rápidamente silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un Premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles”.  A lo dicho por Eco, el periodista y director del periódico digital Contacto Social, señor Luis García, comentó: “El propio padre de la semiótica conceptualiza sobre el valor de la información periodística: “No son las noticias las que hacen el periódico, sino el periódico el que hace las noticias”. (2025).

El doloso y dramático trauma colectivo que produjo el desplome de la débil y riesgosa estructura de la discoteca Jet Set, tragedia en la que murieron 232 personas y más de 180 resultaron heridas, representa un ejemplo fehaciente de que en RD cualquier pelafustán con poder económico, político y comunicacional, se ha llegado a creer que puede evacuar encima de las leyes y normas establecidas y continuar indiferente como juancito el caminador, el cual se caga y no lo siente. Lo ocurrido la madrugada del jueves 8 de abril (la matanza prevenible del Jet Set) es un preciso y conciso ejemplo de lo mal que funciona la sociedad dominicana.

Para mitigar la naturaleza y tamaño de los efectos del trauma derivado del evitable colapso de la discoteca Jet Set, las autoridades de la Procuraduría General de la República (PGR), están compelidas a interrogar personas de los ámbitos gubernamental y privado, los que por motivos inexplicables no hicieron lo que en su momento tenían que hacer. Sin duda, ellos pudieron evitar que hoy la sociedad dominicana se encuentre inmersa en un trauma emocional, del que no saldrá por un largo tiempo. La calidad, profesionalidad y credibilidad de los resultados que arrojen las investigaciones alrededor de la tragedia ocurrido en el Jet Set, serán factores sustanciales para mitigar el trauma colectivo y darles una lección de vida a los que de manera irracional, irresponsable y con intenciones dañinas usan el poder persuasivo e influenciador de las redes sociales en eventos como el que ha acontecido dentro del Jet Set.