Opiniones
Trump debió consensuar su gran idea de devolver la grandeza a EE.UU.

Por Carlos Márquez.-
Es evidente que la idea de restaurar la grandeza de Estados Unidos enarbolada por el actual presidente de esta gran nación caló en el sentir estadounidense en lo que fue el proceso electoral del 2015-2016 y, que esa misma idea volvió a decidir a su favor las elecciones de noviembre pasado aquí.
La estrategia fue y sigue siendo trascendente.
Está claro que, el modelo de desarrollo neoliberal que a partir de 1980 del pasado siglo reemplazó el Estado de Bienestar; nacido como respuesta al régimen político-económico socialista establecido en Rusia, se había derrumbado durante la gran crisis económica del 2008.
Aquella crisis iniciada en el sector inmobiliario estadounidense, muy rápidamente se extendió a las aseguradoras y de las aseguradoras se proyectó al aparato financiero, o bancario, arrastrando al grueso de las bolsas de valores de todo occidente y gran parte de Asia.
Simplemente, 28 años después de establecido el neoliberalismo a partir del ensayo aplicado en Chile durante el régimen del general Augusto Pinochet; las naciones más desarrolladas del planeta encabezadas por Estados Unidos y el Reino Unido habían quedado en la quiebra.
En nuestro libro titulado, El gran derrumbe del Neoliberalismo demostramos que, Estados Unidos, al momento de acometer el impulso del indicado modelo de desarrollo, apenas debía poco más de 900 mil millones de dólares. Sin embargo, transcurridos los 28 años referidos, entiéndase, en el 2008, la deuda de esta nación sobrepasaba su producto interno bruto.
En pocas palabras, sostuve y sigo sosteniendo que, durante el régimen económico y social paternalista, Estados Unidos se enriqueció y consolidó su imperio. En cambio, durante los primeros 28 años del neoliberalismo, se fue a la quiebra, junto al grueso de los países de Europa, que siguieron al pie de la letra los postulados emanados de la escuela económica de Chicago, con su mentor Milton Friedman y su homólogo austriaco, Friedrich Hayes.
De ahí que, es el marco de esa realidad económica, cuando el actual presidente de EE.UU, Donald Trump llega por primera vez al poder, el 20 de enero del 2016, fundamentado en su oferta electoral de devolver la grandeza a la patria de Lincoln.
Durante aquel primer cuatrienio presidencial, Donald Trump, no concertó con la oposición demócrata, ni con los demás segmentos o, instancias de poder estadounidenses, su propuesta electoral para restaurar la grandeza de este país, que evidentemente se venía disolviendo en el laberinto de la globalización que acompañaba al derrumbado neoliberalismo.
Donald se presentó a la reelección y las autoridades electorales establecieron que perdió los comicios del 2020, pero el entonces, gobernante, no lo reconoció. Pese a ello, en una difícil coyuntura de crisis política el candidato presidencial del Partido Demócrata, Joe Biden fue juramentado por cuatro años el 20 de enero del 2021.
Hay que resaltar que el presidente Trump hizo una sistemática oposición a Biden, mientras enfrentaba una amalgama de acusaciones y, cuando no, juicios y condenas en los tribunales. Pese a aquella andanada de judicial logró imponerse frente a la entonces vicepresidenta, Kamala Harris, retornando a la Casa Blanca el pasado 20 de enero.
Su acentuado discurso para retornar a sus patrias a los indocumentados, junto a la consigna de retraer la grandeza a esta nación lo hicieron ganar el voto de los delegados electorales y el voto popular.
Reinstalado en el gobierno de la nación más poderosa del planeta, de inmediato empezó a aplicar sus promesas de campaña, ordenando la detención y salida de miles de indocumentados, al tiempo de utilizar los poderes constitucionales para aplicar una agresiva política arancelaria que, entiendo, debió consensuar con los agentes económicos nacionales, de Europa y hasta de Asia, que le permitieran lograr su gran objetivo de retraer la grandeza al gran país del Norte de nuestro continente.
